sábado, 12 de julio de 2014

And one day I couldn't dream again. And one night I came back to write again.



If you are afraid of take care of me, what can I do?
You are better than me, but you don't need to prove it to anyone (we included).
If you are afraid of change your mind, what can I do?
You are not better than you, and you should know it.

The past is ended, the present is happening and the future is coming: we must take some decisions and, unfortunately, running is no more a choice.

We cannot change the past; we mustn't try to do it. And past is beautiful; and past is history; and past is life education.

We cannot modify the present, especially when it's happening. Present is a directly cause of the last end past. Also, present is an effect; and present is our home; and present is our routine; and present is our battle.

But one day, after the shower and before the breakfast, we can make our choice and we can start building our way. And we can look for our face in the mirror, and we can find our soul. And we can decide to try and fight and win and fail. (We must know that fail is a likely real option, but also we must know that there is not worst battle than the one that we decide not to fight).

And (maybe) if we decide to fight, and (maybe) if we are lucky, and (maybe) if we support the chance to fail; (maybe) we will find the success of it, or (maybe) not. But at least something is sure, we will be building our future, by starting to change the present that is nearly coming. We can lose our battles and we can lose our war, but we cannot deny try to fight it.

And finally, everything will have finished; and the moon will be shining on the sky like every night; and the stars will be protecting the moon around her like every night. And, probably, the heaven will be the hell but our hell will be our heaven.


And you and me, and me and you (together). We will burn it everything. And meanwhile we will be laughing together. And, after all, our happiness will be shinning for ever.

martes, 10 de junio de 2014

Y una noche volví a soñar. Y una mañana volví a escribir.

La mañana entraba despacito a través de las cortinas de la pieza. Yo estaba acostado, y era plenamente feliz. Una manta me tapaba hasta la cintura y yo, creo que desnudo, contemplaba el techo blanco. Respiraba el frío del aire acondicionado y disfrutaba el momento, como disfruta un nene cuando se acuesta después de jugar todo el día a trepar los árboles mas grande del campo. No recuerdo que pensaba, solo me acuerdo de la paz, de la satisfacción y del placer que generan las cosas simples. Como un techo blanco. Como vos. 

Vos estabas al lado mío, parecía que me sentías, mientras seguramente también acariciabas un sueño más. Uno de tus brazos me abrazaba y si yo giraba mi cabeza, podía contemplar tu cara, dormida, de angelito. Era hermoso mirarte porque era el único momento del día en el que realmente eras un ángel. Pero yo estaba en otra, ya te había mirado mucho. Y ahora miraba el techo y, seguramente, también soñaba. Pero de despierto. Pero de dormido. 

Entonces de repente te despertabas. Me mirabas y sonreías. Todavía tu cara estaba poseída por el ángel. Entonces me dabas un beso en el pecho y te levantabas al baño. Siempre en silencio. Siempre desnuda. Entonces yo ya no miraba más al techo, obviamente tu cautivamente figura tallada a cuchillo se había robado toda mi atención. Entonces manotie el paquete de cigarrillos que estaba en la mesita de luz, y mientras sonreía prendía uno. Te veía caminando desnuda. Todo en silencio. 

Desde el baño, con la puerta abierta, me pedías algo. No se que era, pero desde antes de pedírmelo ya sabias que yo había cedido. También sabias que iba a decir que no.

"Reina, si me vas pedir algo, por lo menos vení, séntate arriba mío y pedímelo como lo merezco", te dije entre pitadas y sonrisas. Y saliste del baño pero llevabas puesta mi camisa. Ahora ya no eras mas un ángel. Ahora ya me habías vuelto a enamorar. 

Caminaste despacito, mirándome a los ojos. En 20 delicados y suaves pasos el ángel se fue. En 20 lujuriosos y macabros pasos el diablo llegó. Y te metiste en la cama. Y te sentaste arriba mío. Y apoyaste tus brazos a los costados de mi cabeza. Y te reclinaste sobre mi. Y me miraste. Y vos estabas mas viva que nunca. Y yo ya estaba mas muerto que nunca. 

"En serio te lo tengo que pedir así, gordo", me dijiste mientras me hacías sentir un escalofrío por todo el cuerpo. "Yo creo que si", te dije con esa voz de complicidad que tienen los nenes cuando le piden algo al papa a pesar de no haber hecho la tarea.

Te sentaste sobre mi falda y me sacaste el cigarrillo. Fumaste una pitada mientras me mirabas, dominando toda la escena. Y el frío del aire acondicionado ya no era suficiente. Y la luz que entraba por la ventana ya no era suficiente. Y vos eras enorme. Y yo, diminuto. 

Apagaste el cigarrillo por la mitad. Y volviste a ponerte en 45 grados, rodeando mi cabeza con tus brazos. Y al oído me lo susurraste. Lleno de sensualidad. Lleno de magia. Lleno de hechizos. 


Y yo te conteste que también quería algo. 

jueves, 7 de marzo de 2013

Título de la entrada


Aunque siempre es hoy y toro y pampa está al acecho, a veces es difícil comprender  que nos sobran los motivos.
  • Que el viento que todo empuja llega, siempre.
  • Que el saludo del león, entendido en un rugido, le dijo a esa parejita africana: en mi pieza no, eh!!
  • Que las personas pasan y perecen, y que algunos hechos también.
  • Que un partido de fútbol no siempre dura 90 minutos y que la historia, a veces, termina en penales.
  • Que tratar de conciliar el sueño puede provocar pesadillas y que las ventanas, aunque sean ventanas, también pueden servir como puertas.
  • Que esperar tanto para tomar impulso y saltar bien alto puede ser una gran mentira, o no.
  • Que ni los más mancos están exentos de remar y que no hay peor ciego que quien no quiere ver.
  • Que la realidad a veces supera a la ficción, y que eso puede ser divertido, o no.
  • Que mi derecho termina donde empieza el tuyo y que mi izquierdo, también.
  • Que cuando termina una historia, inexorablemente empieza otra y que no hay razón para que seamos el actor principal; incluso a veces no hay razón siquiera para que seamos actores.
  • Que el mundo no nació del amor ni de la benevolencia, pero que tampoco surgió del odio y la violencia.
  • Que no se vive en una nube, y que la realidad puede ser tan hermosa o deplorable como nosotros queramos, o podamos.
  • Que cuando al vida nos da la espalda no siempre lo mejor es tocarle el culo; porque puede darse vuelta y meternos una cachetada, o puede seguir caminando como si nada.
  • Que una palabra no dice nada, y al mismo tiempo lo dice todo.
  • Que la lata del zapatero algún día se va a terminar y seguir al lado del camino puede ser peligroso, le guste a quien le guste.
  • Que la honestidad no es una virtud, es una obligación.
  • Que el mamut no terminó el vermú, y que no fue el único.
  • Que el planeta termina en un círculo, y el final es en dónde partí.